Entrevista a: Antonio Brack Egg, ecólogo
Revista COSAS No 386, Pág. 42, 8 de febrero de 2008Reportera: Joana Cervilla
El ex presidente del Consejo Nacional del Ambiente (Conam) y cabeza de la comisión de expertos que estudia cómo implementar el Ministerio del Medio Ambiente, expone su punto de vista respecto a la “ley general de desarrollo de la biotecnología moderna en el Perú”.
–¿Está de acuerdo con la aprobación de la ley?
–Estoy de acuerdo con que se necesita una ley de biotecnología en el Perú; pero una ley que fomente la biotecnología sobre la base de nuestros abundantes recursos genéticos, porque somos uno de los bancos genéticos del mundo. Tenemos 10 mil años haciendo biotecnología en el Perú, pues en nuestro país se han domesticado, mejorado y seleccionado 182 especies de plantas y cinco de animales. Esto no es una broma, es una cosa muy seria. Se necesita una ley de fomento de la biotecnología moderna desde nuestros recursos genéticos y que no abra, simplemente, al país a la importación de semillas transgénicas para que algunos hagan negocios sin importarles nuestra propia diversidad genética.
–Cuál es su opinión frente a los productos transgénicos, ¿son realmente dañinos para la salud y el medio ambiente o es un argumento sin sustento?
–Si los transgénicos son realmente dañinos para la salud se lo dejo a los entendidos. También debemos ver de qué “organismos genéticamente modificados” estamos hablando, porque hay de muchos tipos y diferentes características. No se puede agrupar todo en un solo saco. Por ejemplo, si en el Perú tenemos seis algodones de colores, aparte del blanco, ¿por qué no podemos tener algodones tangüis o pima de colores transfiriendo genes? Esto no le hace daño a nadie. ¿Vamos a esperar a que otros lo hagan y luego lamentarnos de que se han robado nuestro material genético? Los extremismos me preocupan, porque suena “no a los transgénicos”, por una parte, y “sí a los transgénicos” por otra. Pero creo que el asunto merece un análisis más sensato y con visión de país y de competitividad nacional en este campo. Importar semillas transgénicas no es el punto clave.
–¿Los alimentos que contienen ingredientes transgénicos deben llevar una etiqueta que advierta que están “genéticamente modificados”?
–Si los consumidores así lo quieren, perfecto. Ellos tienen el derecho de escoger. Yo soy consumidor y me gustaría ver en la etiqueta eso para escoger a favor de nuestras variedades nativas y conservarlas, porque su desarrollo ha costado miles de años y son más ricas. El consumidor debe decidir con su poder de compra.
–¿Hacia qué apunta la intención del gobierno en normar todo lo referente al medio ambiente?
–El gobierno se está poniendo a la altura del siglo XXI, donde el ambiente será un aspecto clave a nivel nacional e internacional. Es parte de la competitividad de nuestros productos en los mejores mercados, como Japón, la Unión Europea, Canadá y Estados Unidos, que exigen cada vez más certificaciones ambientales para maderas, alimentos, y hasta para minerales. El Ministerio del Medio Ambiente será una inversión y no un costo, porque el Perú pierde por año, por mala gestión ambiental –si consideramos agua, residuos, bosques, suelos, aire, entre otros–, cerca de 8,200 millones de soles. Seguir como estamos es el camino más corto al suicidio del país, porque cada día seremos más pobres porque destruimos nuestra base productiva.
–¿Usted cree que con una introducción masiva de transgénicos al mercado nacional la oferta orgánica se va a ver afectada?
–Yo no estoy de acuerdo con la introducción ni el fomento de la introducción de los transgénicos al país, aun cuando se afirma que van a resolver la pobreza. Estas promesas ya las hemos vivido con la Revolución Verde. Yo estoy a favor de la biotecnología basada en nuestros recursos genéticos, y estoy convencido de que ése es el camino. La introducción es un negocio de empresas grandes; la biotecnología basada en lo nacional es el negocio del Perú, de sus científicos y de las comunidades que conservan conocimientos y variedades.