lunes, 19 de noviembre de 2007

Perro del Hortelano 16 - Rafael Belaúnde

El Perro del hortelano

Diario Correo Lunes, 19 de noviembre de 2007
http://www.correoperu.com.pe/paginas_columna.php?columna_autor=Rafael%20Belaunde&seccion_nota=8

Por Rafael Belaúnde.

El Perú comenzó su liberalización económica en 1980 de manera gradual y modesta porque se emprendió contra viento y marea. La oposición fue tal, que vastos sectores acogieron entusiastas la involución del primer gobierno aprista hacia el controlismo estatizante. Para fines de la década, cuando las aberraciones del intervencionismo económico eran ya inocultables y la inflación nos había empobrecido dramáticamente, surgió la prédica de cambio liberal de Vargas Llosa. Para entonces, la población había adquirido conciencia de la conveniencia de ese cambio.

No había padecido en vano las nefastas consecuencias del modelo engendrado por la “Revolución Peruana” a partir de octubre de 1968.
Desde 1990 el Perú viene avanzando en el campo de las reformas económicas como si éstas fueran las únicas requeridas, desdeñándose las reformas institucionales y organizativas del Estado. Como si las instituciones fueran eficientes y la organización fuese adecuada.
En su muy comentado artículo de hace unos días, ¿a quién le enrostra el Dr. García la actitud obstruccionista que empantana todo intento de cambio y progreso?

El perro del hortelano está en la inercia municipal que concede licencias comerciales sólo a cuentagotas y luego de trámites agobiantes, onerosos y absurdos. Son perros del hortelano los funcionarios públicos que dicen respaldar los intentos de apertura de nuevas minas, pero sólo de la boca para afuera. Jugando en pared multiministerial innumerables burócratas hacen de perro del hortelano obstruyendo los afanes de aprovechamiento hidroeléctrico del sector privado.

Las autoridades que se resisten a entregar en concesión puertos obsoletos son perros del hortelano. Es perro del hortelano el SUTEP que antepone intereses subalternos al progreso intelectual de la juventud y la niñez, algunas ONG que se oponen al progreso por razones ideológicas y los mercantilistas que insisten en la corruptela de la “protección arancelaria”. Debido al perro del hortelano millones de peruanos se han visto forzados a optar por la informalidad o a emigrar.
A pesar del perro del hortelano, nuestro país viene creciendo sostenidamente hace buen número de años. El grueso del sector privado, pues, está cumpliendo.

A pesar del Estado y de otras organizaciones arcaicas como las aludidas. Mientras tanto, el Presidente se lamenta. ¿Sabe que la infraestructura pública está fosilizada? ¿Cree que en estas condiciones puede mantenerse el ritmo actual de crecimiento? ¿Supone que seremos más competitivos con una administración pública cuyo norte es obstaculizarlo todo?

Si como es obvio el perro del hortelano es, en gran medida, el Estado con sus mafias entorpecedoras y sus procedimientos kafkianos, ¿Quién está obligado a tomar cartas en el asunto?
Sugiero al Sr. Presidente pasar del lamento inerte a la acción creadora: Reformar el Estado para ponerlo al servicio de la gente.